Retrospectiva es la segunda exposición individual en garcía|galería de Fernández-Pello (Madrid, 1985). Desde el título se plantea un doble juego. Por un lado presenta obra antigua a la manera de una exposición retrospectiva, ironizando sobre el final de la carrera artística siquiera antes de empezarla. Por otro, se acerca al término desde una mirada invertida, atávica, que traza una línea de continuidad entre la imaginación y los materiales inertes de su estudio.
Las diferentes obras se articulan como conjunto expositivo gracias, nuevamente, a dos apoyos: dos artefactos derivados de la Struttura per parlare in piedi y la serie Oggetti in meno de Pistoletto. Las réplicas, producidas y destruidas expresamente para la exposición de 2015, aparecen ahora estampadas y cosificadas como documento; como tapicería para bancos de sala que son, a su vez, estructuras para hablar sentado. Desde ellas se accede a una serie de viñetas, grabadas sobre tableros de densidad media, que relatan escenas del pasado, el presente y el futuro de la exposición. Aparecen así objetos del 2015 con piezas de 2017 e incluso una escena de Reiteración de Joseph Grigely, que, todo junto, remite a un tiempo simultáneo, múltiple, en claro homenaje al cuarto capítulo de Watchmen, “The Watchmaker” o “El relojero”.
Como sucede en los collage de la serie Teleplastia (2012-13), la exposición se vuelve otra vez sujeto de sí misma. Y en ese pliegue crea un hueco, una mancha, un punto ciego o un material nocturno. La doblez produce un cuerpo, un relieve, que escapa al plano de la imagen sólo para volver a ella. La retrospectiva es ahora también quiromancia; un laberinto de gesto sobre gesto que se inventa una historia del arte, unos mitos referenciales, una originalidad hecha de “samples” y una legitimidad que se suspende en el tiempo – igual que esta nota de prensa.
Cuando nos rascamos, eliminamos el picor por medio de más sensación; saturamos la imagen de la molestia de sí misma. Rascarse activa la parte del córtex asociada a la memoria a corto plazo y, sin embargo, aún no hay una respuesta a por qué saturar de sensación ayuda a olvidar la molestia. El picor es, con todo, la manifestación consciente y exagerada del cuerpo imaginando una de sus partes y esta es la relación que mantiene Fernández-Pello con su práctica. El arte como una trampa que se atrapa a sí mismo en su deseo. Masturbándose de sentido hasta la asemia.
Carlos Fernández-Pello (Madrid 1985) estudia Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid y ha sido investigador invitado al departamento de Visual Critical Studies de la School of the Art Institute of Chicago. Su obra se ha expuesto en instituciones como The Renaissance Society, Matadero Madrid, La Casa Encendida o el CA2M entre otras.