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Rasmus Nilausen | Still

Feb 2 | March 26, 2013

El título de la exposición hace referencia a los diversos significados de la palabra inglesa con la que se designa al bodegón, still life, y que también quiere decir quietud, tranquilidad pero además todavía o aún. Con ella Rasmus Nilausen (Copenhague, 1980)  engloba muchos de los aspectos fundamentales de su trabajo, desde los géneros que representa en sus cuadros, al hecho de volver una vez mas a pintar naturalezas muertas (de nuevo, otra vez), hasta la voluntad artística de proseguir investigando el lenguaje de la pintura figurativa, de la técnica tradicional del oleo sobre lienzo.

La elección del bodegón como sujeto principal de su pintura se produce por su aparente humildad al tiempo que por su papel fundamental en la historia de la pintura, en la que ha estado presente desde siempre. Pero además, al tomar cada uno de sus características por separado le va a permitir ampliar su radio de acción tanto visual como conceptualmente. Es casi un corta y pega de múltiples referencias personales, culturales o sencillamente casuales, que se sobreponen sobre el lienzo.

La mezcla de alimentos y objetos permite extrañas combinaciones en las que cada uno de los elementos gana nuevo significados (por ejemplo, la zanahoria es un elemento recurrente que para el artista pasa a simbolizar el esfuerzo), se organizan de forma tal que pueden recordarnos los espacios de la pintura metafísica o una composición suprematista o incorporan elementos cargados de actualidad o ironía (una farola, un tablero de ajedrez, un Pikachu).  Estos, a su vez, conviven en el lienzo con el accidente y la casualidad, borrones y manchas de color, hallazgos que el pintor integra en la obra.

Cabe destacar también las obras sobre el pollo Mike, que en los años 40 del pasado siglo fue objeto de atención de la revista Time al sobrevivir 18 meses decapitado, lo que le permitiría desarrollar una carrera en el show business antes de morir atragantado en la habitación de un motel.

Entre los temas merece especial atención la serie dedicada a los diamantes que realiza desde hace tiempo. En algunos casos se trata de piedras reales y conocidas, con una historia propia y a veces hasta famosos, mientras que otros son creación exclusiva del artista. Los diamantes tienen una recurrente forma oval que nos hace pensar en un retrato y de alguna manera lo son. Ese mismo óvalo le llevó a investigar a la recurrente presencia del patrón arlequín, un rombo, que aparece de forma recurrente en la historia de la pintura, y desde entonces en la suya.